sábado, 20 de febrero de 2010

De cómo es el proceso de encuadernación.


Una de las cosas que más nos motivaron a montar una E.d.i.t.o.r.i.a.l era que compartíamos la misma idea de ver los libros como fetiche. Más de alguna vez nos sorprendimos al vernos acariciándolos y oliéndolos con un singular gesto ritualista.

No es casualidad entonces que nos decidiéramos a sumergirnos en el ejercicio del artesano. Al principio, nuestras manos fueron las primeras en resentirse, pues claro no estaban acostumbradas a tomar una sierra tan pequeña y menos a lograr de inmediato el corte preciso



El proceso de cocido es uno de los más gratificantes. No requiere mayor complejidad , pero es uno de los más significativos, ya que es como empezar a darle vida a unos cuantas hojas - me sentí cual Gepetto articulando los hilos que darían vida a Pinocho.



A lo largo de este recorrido de aprendizaje, nos fuimos dando cuenta de algunos aspectos de nuestra personalidad: ambos eramos obsesivamente perfeccionistas y que provocó más de alguna discusión.


Sin embargo, luego de un tiempo comprendes que la perfección, esa que busca que los ángulos del corte este debidamente alineado, que el hilo tenga el tamaño exacto para todos los caudernillos, NO EXISTE y justamente esa misma ausencia es la que le da el toque a cada libro, su individualidad, su alma.



En algún momento pensamos que ya estaba listo la mitad de trabajo, pero sinceramente fuimos unos ilusos. El proceso que seguía, el de encuadernar , es el más engorroso y tardío, una verdadera prueba de fuego a la perseverancia. Si lograbamos hacer los ejemplares que nos propusimos podríamos decir que "curados de espanto" quedaríamos y que ya nada nos la ganaría.

Todavía estamos en eso... llevamos más de dos meses y el encolar se ha vuelto tedioso, requiere la espera del secado y eso nos vuelve cada vez más ansiosos, más de un condoro cometimos por apresurarnos. No obstante, es bien cierto que aquello nos ha educado el caracter.

En la medida que hemos avanzado , aprendimos truquitos y por qué no decirlo incorporado mañas también. Más de un dolor de cabeza nos sacó el no conseguir que el forrado de las tapas quedara simétrico. Ya nos resignamos a la idea que más de un detallito tendrá por ahí, más que mal eso es precisamente lo que hace artesanal a nuestra E.d.i.t.o.r.i.a.l.

También es importante mencionar que todavía no nos abastecemos de las herramientas necesarias para lograr un trabajo más fluído, por lo que tomamos las siguientes medidas:

1.- Nuestra biblioteca ha cumplido el rol de prensa por el momento.

2.- Los libros más gruesos y pesados - por lo general los que tratan de filosofía (bendita coincidencia) - han proporcionado el peso necesario para que las tapas no se doblen.

3.- La mesa de comedor por las noches se transforma en el lugar de trabajo.

4.- Y el sillón como la repisa que alberga los materiales.

Estamos a la espera de completar los 40 ejemplares y como ya se habrán dado cuenta nuestra casa es un quilombo.

Pero se agradece!!!